Creatividad escondida ¡Destapa al coreógrafo que hay en ti!
Seguramente te has planteado en alguna ocasión hacer una coreografía propia y te has encontrado muy limitado de recursos.
¿De dónde sacar una idea? ¿Cómo convertirla en un baile? ¿Cómo transmitir algo previamente vivido?
La inspiración se encuentra en la realidad. Lo que ocurre es que el juego de bailar es de una irrealidad esencial porque los bailarines viven y contemplan la vida como los demás, pero luego ofrecen una realidad alternativa, reconstruida con movimientos, a base de pasos. Las personas normales tienen una relación directa con lo real, se enfrentan con ello y se dedican a ser panaderos, zapateros o policías, en cambio, un bailarín deja de lado la realidad y organiza sus materiales con movimientos para ofrecer una realidad alternativa.
O dicho de otro modo, montar una coreografía es elegir el material para elaborar lo que deseas, a partir de lo que te está pasando, de lo que está pasando en el mundo, de lo que te cuentan, de lo que imaginas. Eso sí, debes analizar si los acontecimientos que eliges son realmente los mejores o si son tópicos o poco significativos.
El bailarín debería dedicar buena parte de su tiempo a la creación. Crear es también un entrenamiento, no solo la barra, el centro o la tabla de pies en Flamenco. Intenta que en tu entrenamiento diario haya un espacio, por pequeño que sea, para la creación, para la libertad.
Para tener una buena disposición ante la creatividad déjate llevar por lo que aparece de forma inesperada e incide en tu emoción, en tus sentimientos, que te evoca algo o te genera una impresión especial.
A medida que lo vayas convirtiendo en movimiento y te “adueñes” de esos pasos descubrirás cual te proporciona más placer por lo que significa o por como suena. Te sentirás más seguro y puedes tomarlos como ladrillos que se intercambian en una construcción. Se trata de manipularlo y de explorar sus sentidos, sus sonidos, probar distintas combinaciones, buscar formas inversas de hacer lo mismo.
Piensa que con los movimientos convives y gracias a ellos a veces cuentas lo que sientes sin querer. Cada paso debería de encerrar una explosión de sentidos. Todo movimiento oculta una sensación, déjate llevar por ellas. Ir de una sensación a otra dándole un hilo conductor, tejiendo una red, sin limitaciones.
Aceptar que todo lo existente puede ser convertido en material bailable es estar alerta, consciente. Con la práctica conseguirás generar los estímulos en lugar de esperar su aparición. Es una manera de ampliar la realidad.
Transmuta lo trivial en algo sugerente.
Lo excepcional puede habitar en los sitios o circunstancias más rutinarias pero es conveniente dedicar tiempo a buscarlo.
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